Tintín recoge una cartera olvidada en un banco, tropezando así con el profesor Halambique, sigilógrafo, que debe presentarse en Sildavia para estudiar un sello de cicho país. El profesor busca un secretario para que le ayude en su viaje, y tras oir una conversación sospechosa sobre él mismo y el prefesor Halambique, Tintín acepta acompañarlo como secretario. Antes de la salida, Tintín escucha gritar al profesor por teléfono, y tras correr a su casa encuentra que todo está normal.
En el avión, nota un comportamiento extraño del profesor, pero es lanzado fuera del aparato. Milagrosamente salvado, Tintín sospecha de la existencia de una conspiración en contra del rey y se presenta en Klow para prevenirlo: su cetro, que debe necesariamente presentar en público el día de San Vladimiro, para poder seguir reinando, será robado. Pese a todas las medidas de seguridad, el robo tiene lugar y Tintín investiga.
Descubre entonces la verdadera naturaleza de la conspiración: Borduria, población enemiga vecina, invadirá Sildavia una vez comiencen los problemas causados por la caída del rey. Tintín encuentra el cetro y desbarata las maniobras bordurias.
De acuerdo con el propio testimonio de Hergé, El Cetro de Ottokar es el relato de una anexión (recordando el Anschluss de los nazis sobre Austria) fracasada. El asunto estaba de plena actualidad en la época, porque el volumen se publicó en Le Petit Vingtième del 4 de agosto de 1938 al 10 de agosto del año siguiente, poco antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Los signos que anunciaban la segunda guerra mundial eran numerosos y la Alemania de Hitler preparaba la invasión de Austria, que quedó anexionada convirtiéndose en una provincia mas del tercer Reich.
Fue rediseñado a colores en 1947 y Hergé y su colaborador Edgar P. Jacobs, aprovecharon para "balcanizar" la decoración y las costumbres.